Tegoshi [8/13]

título: Tegoshi
autor: meli-sq
pareja: masuda/tegoshi
tipo: multichapter (pg-13)
argumento: Como escritor, él no tenía absolutamente nada que hacer ahí, pero definitivamente... lo necesitaba.

nota: Dedicado a PAD'S.

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Aquella noche resultó fascinante y no por algún acontecimiento en especial.
Como en todas las ocasiones, Tegoshi ordenó la cena antes que Yamashita pudiera protestar sobre los precios y nos sentó alrededor de una pequeña mesa que se había traído de recepción. En medio, colocó una torta que dijo, compró para celebrar el viaje y una botella de vino que nos mostró con una sonrisa traviesa y de la que no quiso dar muchos detalles.

No sé si fue por él mismo, o porque aquella tarde lo había besado, pero me pasé la comida entera observándolo. Tegoshi estaba inquieto y cada vez que me notaba mirándolo, agachaba la cabeza de forma graciosa y se sonreía.
En una de esas, Yamashita aprovechó la oportunidad y le dio un golpecito en la nuca luego de ver la factura y pagar por todo lo comprado. Al final, yo también me encontré riendo.

Horas más tarde, luego de que Yamashita se retirara a su recamara, me cambié, cogí un libro y me acomodé bajo las sabanas. Después del incidente en el anterior hotel, creí que lo mejor sería mantener la habitación vagamente iluminada. Pensaba que el niño se podría despertar nuevamente y no quería que se angustiara, pero Tegoshi no parecía estar de acuerdo con la idea y apagó las luces una por una exceptuando la de mi lámpara.

Ya listo para dormir, se acercó lentamente a la cama y se acomodó también con el cuerpo de lado mirándome mientras fingía leer. No nos habíamos dirigido la palabra desde que nos fuimos del coliseo y a decir verdad, era extraño tener tanta tranquilidad y silencio estando él ahí.

“Pasa algo?” cerré el libro y lo miré. Al parecer, actué muy súbitamente y Tegoshi empezó a sonrojarse. Sonreí ante aquello y volví a preguntarle si todo estaba bien. No es quisiera jugar con él, pero me resultaba muy tierna su reacción, otra vez no podía dejar de mirarlo.

“Sólo…” habló en voz baja y tímida, cosa inusual en él. “Sólo pensaba que te veías atractivo leyendo” Volvió a mirarme, esta vez el que se sentía abrumado era yo y por dentro me ordenaba a mi mismo no ponerme nervioso ante tal tipo de comentarios. “Taka…”

“No- no tienes sueño?” pregunté tratando de evitar un tema profundo con el chico. “Quieres que te preste algo para que leas por mientras?” Alcé el libro que tenía en manos y se lo mostré de ejemplo. Quería hacerme el desentendido pero no era nada casual y lo sentía. Estaba preocupado, qué debía hacer?

“No.” Movió la cabeza en desapruebo y en sus labios apareció su habitual sonrisa. “Esta bien si te veo, solo un poco más? Creo que si me duermo mirándote, ya no tendré miedo a cerrar los ojos”

“Tegoshi…” quería decirle algo. Una broma, un halago, cualquier cosa con la que sin hacer promesas, lo apoyara y le quitara el temor. Pero no, de mi boca no saldría nada que pudiera ayudarlo o ayudarnos. Al menos, nada que no fuera mentira o que no tuviera suficiente confianza en decir.

A él, sin embargo, aquel pensamiento incompleto no pareció importarle y me sonrió nuevamente mientras sus ojos iban rindiéndose lentamente ante el sueño.
Una vez estos estuvieron cerrados y su respiración se habia hecho más suave y calmada, acaricié la cabeza de Tegoshi y lo atraje a mi en un ligero abrazo con el que pude volver a mi lectura.

No pasaron ni diez minutos cuando escuché como Yamashita me llamaba desde la puerta, su expresión un poco desconcertada ante la vista, pero no en un mal sentido. Con las manos me indicó que saliera al pasillo para conversar un momento a solas y tan pronto hube arropado bien a Tegoshi, lo dejé y fui donde mi agente me indicó.

“… Lo entiendo. Por favor no se preocupen, cuidaré de él hasta entonces” Cuando estuve cerca, escuché a Yamashita teniendo una importante conversación por teléfono. Decidí esperarlo recostado en el borde de la puerta hasta que cerró su móvil y me miró directamente a los ojos. “Duerme profundamente, eh?”

“Si.” Sonreí ante la calidez con la que mi amigo solía hablar de Tegoshi. “No se ha despertado ni porque el libro se me cayó mientras dejaba la cama.”

“Felizmente puede descansar bien…” Yamashita volteó la mirada. “Hace unos minutos me llamó el entrenador de Nishikido-san. Me pidió que pospongamos la entrevista puesto que mañana es el día libre de su atleta y quiere que descanse.”

“Supongo que no tenemos otra opción, entonces. Los horarios se están volviendo bastante difíciles…”

“Pero Takahisa, no por eso deberíamos perder el día.” Yamashita alzó la voz y se metió las manos a los bolsillos. “Porqué no aprovechas que mañana lo tienes libre y sales con Tegoshi-kun?”

“Qué? Adonde?”

“No lo sé. Yo he hecho planes para mañana, así que eso velo con el chico. Sería… su primera cita oficial, no?” me sonrió nervioso.

“Cita…” repetí y de pronto mi rostro estaba rojo. “Pero qué dices?-”

“Además,” Yamashita se dio vuelta, preparándose para volver a su cuarto. “Los padres de Tegoshi también me han llamado. Parece que su hijo pronto tendrá que hacerse un chequeo, así que elige un lugar agradable y sal con él.”

“Por qué tanto problema por un simple chequeo?” Pregunté deteniéndolo.

“No lo sé.” Volteó de nuevo y me sonrió amablemente. “Pero estoy seguro que se la pasarán bien juntos, así que hazlo y diviértete.”

+++


“Hace frio” Tegoshi se sobaba las manos frente a la cara mientras hundía un poco más el rostro en su bufanda.

“Siempre tienes frío.”


El camino al Jardín Shukeen no era tan largo, pero aún así, el paisaje que había estado viendo a través de la ventana me cautivaba. Me hacía pensar que sería un buen día para salir con él.

Contento ante la suave melodía de la radio, volteé a ver a Tegoshi, que de pronto encontré muy pálido y frágil. Acaricié su mejilla en un gesto de preocupación y le pregunté si se sentía bien.

“Si!” respondió casi instantáneamente y con una gran sonrisa.

“Quieres que te preste mi chaqueta?” Dije comenzando a quitármela.

“Nope” Cogió mi mano y me jaló haciendo que nos pusiéramos de pie. Cuando me di cuenta, Tegoshi le había ofrecido nuestros asientos a una pareja de ancianos que se acababa de subir al tren, volvió a sonreírme y me jaló hacia una esquina. Pegó su cabeza a mi pecho, rodeó mi cintura por debajo de la casaca con los brazos y susurró. “Así no tengo frío.”


Una vez salimos de la estación, me dispuse a leer algunos anuncios que describían las aparentes atracciones de la zona. En realidad Shukeen era sólo un lugar en donde se podían mirar los diferentes tipos de jardines de Hiroshima, pero era hermoso y yo no era el único que lo pensaba.

“Taka, Taka!” Tegoshi me cogió de la mano y me llevó hacia, lo que parecía ser, el inicio de la jornada. “Hay que tomarnos una foto frente al puente”

“Ah? Una foto?” di un paso hacia atrás. Ya era bastante raro que los dos estuviéramos teniendo una salida juntos.

“Por favor~”


Realmente no importaba lo que Tegoshi hiciera. Podía empezar a hacerme ojitos o poner su, ya bien conocida por mi, cara de cachorrito. Podía hacer mil y un cosas para convencerme de hacer lo que él deseaba. Pero esta vez solo me miró y fui yo mismo, quien se obligó a abrazarlo para la foto que Tegoshi tomaría con su teléfono.

Nos pusimos en marcha entonces, y durante media hora, nos mantuvimos en silencio, caminando un poco distanciados el uno del otro, admirando la belleza y paz que aquellos jardines inspiraban con una sonrisa.

De vez en cuando, Tegoshi paraba y tomaba algún recuerdo del lugar. El ambiente era tan armonioso y delicado que solo me limitaba a observarlo y a indicarle con gestos que debíamos seguir.

No pasó mucho, antes de que nos encontráramos con una vista al Castillo de Hiroshima. Una hermosa construcción de cinco pisos que se encontraba adornada con flores rosas y blancas en la entrada. Aproveché entonces, aquel escenario para descansar y llamando a Tegoshi, nos sentamos juntos en el suelo.

“Taka, quiero darte algo.”

“Uhm?” ladeé mi cabeza al escucharlo y vi como Tegoshi sacaba lentamente un sobre rojo de su bolsillo.

“Pensé que lo había dejado en Kanagawa también, pero…” puso el sobre en mis manos y se acercó un poco más a mi, haciendo que nuestros hombros se chocaran y agachó la mirada.

“Es…” lo abrí.

“Sólo es un separador para los libros.” Se rió de sí mismo en lo bajo. “He visto que pasas muchas noches leyendo, así que no pude pensar en algo más que te pudiera ser útil.” Tegoshi alzó un poco la vista entonces y rodeó sus rodillas con los brazos. “Iba a comprarte algo más romántico, pero Yamashita-kun me dijo que ese tipo de cosas te avergonzaban, así que…”

“Gracias.”


A pesar de los esfuerzos de Tegoshi por no darme algo cursi o embarazoso, aquel separador estaba lleno de imágenes de corazones y tiernas criaturas. Me sonreí ante sus vanos intentos, era obvio que él no podía evitar ese tipo de cosas.

De pronto, sentí su cabeza recostándose ligeramente sobre mi hombro y me animé a inclinar la mía también. Estar así… se sentía bien.

“Taka…” Tegoshi se movió un poco y me miró. Mis ojos se adentraron en los suyos también y poco a poco me acerqué hasta rozar sus labios por segunda vez.


Al principio aquella sensación era ligera y dulce, pero poco a poco la volvíamos menos inocente y más profunda. Lentamente puse una de mis manos en su nuca, adentrándolo más en nuestro beso, deslizando nuestros labios unos sobre los otros hasta que Tegoshi abrió su cavidad, dejando que nuestras bocas se mezclaran y se recorrieran con libertad.
Nos separamos segundos después, mirándonos un poco agitados. Cogí un mechón de cabello que le caía en la frente y lo acomodé cariñosamente detrás de su oreja. Tegoshi entonces, me sujetó de la manga de la chaqueta jalándome hasta quedar recostado en el suelo conmigo un poco apoyado sobre él.

El beso siguió en esa posición y de manera inevitable, mis manos tocaron, ya no sólo su rostro y cuello, sino también sus hombros y brazos.
No era que yo deseara algo más con él en ese momento, más bien era todo lo contrario… aunque posiblemente, esa no era la imagen que proyectábamos y lo percibí cuando un fuerte silbato nos separó del susto. Aquel incesante sonido nos avisó que la policía nos miraba, o mejor dicho, nos perseguía.

“Oigan ustedes!” Un oficial se acercaba a nosotros a paso veloz.

“Demonios” Me levanté lo más pronto que pude y cogí a Tegoshi de la mano antes de empezar a correr. Sentía mi corazón latir rápidamente, más no por el sobresalto o el policía, sino por Tegoshi, que estaba a mi lado.

+++


Luego de perder al oficial y de caminar unos minutos mientras la respiración de Tegoshi se estabilizaba, nos encontramos con lo que parecía un parque o una plaza rural. Pequeños restaurantes y tiendas se distinguían a lo lejos, así que le pregunté al pequeño si quería descansar ahí.

Él afirmó con la cabeza y nos pusimos en marcha.

Nos acercamos al puesto que tenía mejor pinta. Una especie de casita con techo de madera y paredes de color amarillo suave de la que inmediatamente salió una señora para darnos la bienvenida.

El lugar era aún más adorable por dentro, las sillas, mesas y adornos parecían haber sido sacados de un cuento de hadas antiguo al que nos unimos tan pronto tomamos asiento.

“Buenas tardes.” Un joven de cabello largo y contextura delgada se acercó a nosotros con la carta. “Mi nombre es Taguchi y estaré a su servicio. Cuando decidan lo que van a ordenar, por favor llá-”

“Hola, yo soy Tegoshi” habló mi compañero extendiendo su mano.

“Ah… mucho gusto.” Taguchi saludó de regreso. “Cuando sepan que es lo que se servirán, llá-“

“Por favor, quisiéramos un par de tazas de té con canela y tarta de fresa.” Hablé, devolviéndole la carta. “Y por cierto, yo soy Masuda”

“Que rápidos.” Sonrió el chico. “Entonces, en seguida traeré su orden y si necesitan algo más-”

“Te llamaremos. Gracias Taguchi!” Tegoshi le guiñó el ojo.

“O-ok” El joven sonrió nervioso y se fue corriendo a la cocina.
Pobre chico, yo lo entendía.


A los cinco minutos, las tartas llegaron a la mesa. Taguchi se disculpó por la demora del té y nos pidió que fuéramos comenzando con los postres, que en seguida traería lo demás. Con la misma rapidez con la que habló, desapareció tras el mostrador y no pasaron ni dos segundos para que escucháramos el ruido de algunas ollas que se habían caído en la otra habitación.

“Taguchi!”

“Lo siento! Lo siento!” podíamos escuchar sus disculpas desde la cocina.


“Tiene mucha energía, verdad?” pregunté mientras volvía la vista hacia Tegoshi.

“Uhum!” me respondió mientras sacaba una cucharita de su boca.

“Eh? Ya comenzaste?!” me sorprendí al verlo comer con tantas ganas. “Qué tal está?”

“Buenísima!” respondió con una gran sonrisa. “Si se puede… al final, podríamos ordenar una tarta más?”

“Seguro.” Me reí limpiándole la comisura de la boca con una servilleta. “Ah. Qué raro.” Miré la mano del chico que sostenía el utensilio. “Tegoshi, eras zurdo?”

“Yo no, pero…” bajó la mirada y noté que nuestras manos seguían enlazadas.

“Oh. Perdón-“

“No, no!” sujetó mi mano con más fuerza cuando intenté soltarlo. “No me sueltes… por favor”

“AH!” Ni siquiera tuve tiempo de responder a aquellas palabras cuando un quejido nos hizo saltar de sorpresa. “Este trabajo… Yo no estoy hecho para esto, soy demasiado torpe… No soy mesero, soy reportero de televisión!”

“Taguchi, qué haces ahí tirado? La canela no está en el piso!” Un joven de rostro un poco más rudo salió de la cocina a regañarlo.

“Voy, voy!” Respondió éste y salió corriendo por la puerta solo para regresar al mismo paso, recordando que lo que buscaba no estaba fuera del local. “Soy Taguchi Junnosuke, reportando las noticias y buscando la canela~”


Tegoshi soltó una risa entonces.

“Este lugar me gusta.”

+++


Cuando salimos de los jardines Shukeen, hice un recuento mental de las cosas que había aprendido esa tarde. Primero, sabría que los besos y cariños estaban permitidos en lugares públicos cuando ningún policía me tocara el silbato o me empezara a seguir por la calle. Segundo, es buena idea poner la canela a la vista si es que gusto tomar el té y más, si quien me lo va a servir es un reportero de televisión y no un mesero.

“Taka, me despiertas cuando lleguemos a la estación?” me preguntó un somnoliento Tegoshi mientras se acurrucaba en mi brazo.

“Claro. Descansa.” Dije depositando un leve beso sobre su frente.


Tercero, había aprendido lo fácil que era deslizar mis dedos sobre la palma de Tegoshi, un movimiento casi completamente natural como si nuestras manos debieran siempre estar así.

+++


Cuando llegamos a la ciudad y para hacer durar un poco más la salida, Tegoshi propuso volver al hotel caminando, cosa que no objeté y me encontré siguiendo minutos después.
Ni siquiera recordaba bien el camino de regreso, pero cuando nos topamos con un especie de campo deportivo, me di cuenta que no estábamos tan desorientados, ese lugar me era familiar.

“Taka~” Tegoshi había dejado de caminar y miraba hacia las pistas de atletismo que se veían desde fuera.

“Qué pasa?” Volví mis ojos hacia dónde él me apuntaba.
“Él es… Nishikido-san?


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Asd. Lamento la demora *se tira al piso* Sé que quizás este capítulo esté mal redactado o le falte sentido en ciertas partes, pero es que me quedé super estancada porque hay cosas que no debían pasar aún y no sabía cómo cubrir. Felizmente, Satochan, Pao y Martha me estuvieron apoyando todo el tiempo y agradezco en especial a Marthita que me insistió en continuar incluso cuando nos encontramos en el centro comercial xD. No me habría forzado a teminar, de no ser por ti ♥ Gracias amiga!

Además, quiero tomar la oportunidad (xD lol) para fangirlear un poco sobre Ryo, del que me he estado poniendo al día con sus doramas y música 8D. Que por omfg xD he llorado como una loca viéndolo y me enamoré por completo de su canción LIFE con Kanjani.
Ryo ♥ eres genial ♥ Has subido en mi raking johnny xq te lo mereces ♥ 8D *aplaude*
Dios, son las cuatro de la mañana. Hora de dormir.