título: Hasta que el cielo sea azul
autor: meli-sq
pareja: masuda/tegoshi
tipo: one-shot (pg-13)
argumento: Su cabeza le gritaba "a quién rayos le importa?!" y su corazón murmuraba "a ti, tonto".
Era un poco triste. Ellos estaban descansando en el campo mientras el último día de Agosto llegaba a su fin. El cielo sobre sus cabezas era gris oscuro como el humo de un viejo cigarrillo y como los altos edificios de una ciudad contaminada.
Tegoshi podía sentir debajo de su cuerpo la húmeda hierba que había sido rociada de lluvia la noche anterior, y podía reconocer el suave y amargo olor de la tierra mojada que cargaba el viento e invadía sus pulmones.
De repente una nostalgia extraña invadió su corazón, abrió los ojos lentamente y miró a su costado a la gentil figura que reposaba calmada.
Masuda-san.
Para Tegoshi no había nada más hermoso que el apacible rostro de Masuda mientras dormía. Se sentía tan afortunado de poder verlo de cerca. Sus piernas ligeramente dobladas como el contorno de las colinas que se veían a lo lejos, la forma de su pecho que se expandía y se contraía en prolongados suspiros, y esos largos dedos que cogían con cuidado el libro que leía antes de quedarse dormido.
Tegoshi sonrió entonces.
Acaso ese libro era la novela que él le regaló en su cumpleaños?
Parecía un obsequio simple, pero en realidad le había tomado mucho tiempo y esfuerzo escogerlo. Desde que Tegoshi lo conoció, Masuda siempre llevaba un libro bajo el brazo y quizás por eso llamó su atención desde el principio. No había nada más intrigante que un hombre apasionado por la lectura, ni nada más cautivador que la sonrisa de éste mientras se perdía en ella.
Masuda hacía que Tegoshi se sintiera como uno de esos personajes ficticios sobre los que la gente escribía, como en esas historias en donde el personaje principal no puede dejar de fantasear y de esperar con anhelo por el próximo encuentro con su amado.
Las vacaciones de otoño estaban a punto de terminar, pero Tegoshi no podía dejar de mirarlo, no quería que eso acabara, era muy pronto.
“En Setiembre… estaremos juntos también, verdad?” susurró triste, inseguro sobre si realmente quería conocer la respuesta a esa pregunta.
Masuda despertó justo en ese instante, captando el embelesado rostro del chico que lo observaba descuidadamente y le sonrió. Su corazón empezó a palpitar más rápido y sus mejillas se enrojecieron tiernamente; acaso Masuda había escuchado tan vergonzosa petición? Porque le era tan difícil no vocalizar sus deseos cuando le tenía al lado?
Tegoshi no pudo seguir mirándolo, o al menos eso era lo que deseaba. Sus ojos siempre lo delataban, pero… qué podía hacer? Era normal preguntárselo ya que su relación había sido así desde el comienzo. Confusa, silenciosa, totalmente escondida del mundo; y aún así…
Tegoshi lo amaba tanto.
Masuda dio un giro entonces, acomodándose más cerca de su acompañante y manteniendo esa sonrisa somnolienta y tan dulce en el rostro. El cabello le caía sobre la frente y Tegoshi no pudo hacer más que desear tocarlo; acomodar su flequillo para que deje de esconder sus párpados y besarle las mejillas ya frías por estar expuestas al viento tanto tiempo.
“Hola” Masuda lo saludó mientras apoyaba su cabeza sobre un brazo. Tocó el hombro de Tegoshi ligeramente con una mano y dejó que esta se deslizara hasta coger la del otro. Entrelazó sus dedos con cariño, y por un momento Tegoshi olvidó que aún no había vocalizado palabra alguna.
“Hola” Respondió bajando la mirada. A veces él mismo pensaba que sus reacciones eran un poco ridículas. Era imposible que de pronto su corazón se volviera demasiado grande para su pecho, y se preguntaba si Masuda también podía oír esos fuertes latidos que hacían eco en el interior de su cuerpo.
El mayor de los dos no pretendía seguir la conversación, se movió silenciosamente y poniéndose un poco más serio, apoyó sus brazos a los lados de la cabeza de su pareja para que lo mirara y empezó a descender lentamente sobre su cuerpo. Tegoshi cerró los ojos sabiendo qué vendría y después de unos cuantos segundos que le parecieron eternos, por fin los sintió.
Los labios de Masuda.
Un beso totalmente diferente en verdad.
La manera en la que se besaban ahora y la manera en la que se besaron por primera vez eran tan distintas. Su primer beso fue extraño, un poco áspero y duró sólo unos instantes. El salón estaba vacío y sus labios casi no se tocaban, pero aún así se sentía incorrecto. Tenían miedo.
Ahora sin embargo, podían rozar sus labios sin vergüenza alguna, podían incluso abrir sus bocas y dejar que uno explore la cavidad del otro. Ahora Tegoshi podía entrelazar sus dedos en el cabello de su pareja y sentir como Masuda abrazaba su cintura cada vez con más fuerza.
Una gota de agua cayó sobre su brazo.
Masuda se detuvo y alzó la vista hacia el cielo. “Lloverá”
Y aunque Tegoshi no quería irse, no podía evitar seguir a Masuda a donde fuera. Su mano, que era un poco más grande que la suya, alzó al chico con poco esfuerzo y luego con la otra, recogió el libro que había sido olvidado en el suelo.
Así, tomados de la mano, los dos jóvenes empezaron a correr hacía la casa.
Fue una carrera larga pero la lluvia les ganó. Líneas de agua brillante mojaban el suelo oscureciendo su color marrón y bañando el césped y las plantas con la misma fuerza de una regadera.
Cuando los chicos por fin entraron a la morada, su respiración estaba agitada, sus rostros se encontraban empapados y sus zapatos, llenos de barro.
Tegoshi casi se tropieza con la pequeña alfombra de “bienvenidos” tras cerrar la puerta, y de fuera se podía oír como el agua golpeaba las ventanas y techo.
Masuda sonrió divertido mirando al más pequeño.
“Qué pasa?” preguntó Tegoshi haciendo un puchero.
“Nada, es solo que-“ Masuda empezó a quitarse los zapatos sin despegar la vista del otro “creo que te ves adorable así.”
“Mojado?”
“Si, y… tropezándote con el tapete” se rió.
Tegoshi reforzó su puchero y cruzó los brazos. “Eso no es muy amable, Masuda-san”
“Tienes razón, lo siento” Se le acercó y cogió el rostro de Tegoshi entre sus manos. El chico no sabía qué ocurría, pero cada vez que Masuda le hablaba en ese tono, cualquier fastidio o emoción que sintiera se le olvidaba. Su mente quedaba en blanco.
Las manos del mayor pasaron a sostener sus hombros y sus ojos empezaron a observar el cuerpo del más pequeño detenidamente. “Tu ropa está totalmente empapada. Espérame en la sala, traeré una toalla y algo para que te cambies”
Tegoshi asintió y luego de que el otro desapareciera de la habitación recién notó las gotas de agua que caían de los bordes de su camisa. Se cogió la frente y suspiró, qué rayos le sucedía?
“Tus padres saben dónde estás?” preguntó Masuda al volver, ya cambiado con una camiseta y unos pantalones de buzo.
Tegoshi lo había estado esperando en una esquina del cuarto, no queriendo mojar los muebles o la alfombra. “Les dije que estaría en casa de un amigo y les di el teléfono de Shige.”
“Y él si sabe dónde estás?” Sonrió Masuda, jalándolo de la mano para que se parara sobre el tapiz.
“Ah- espera! Estoy-“
“Muriéndote de frío” terminó por él, y antes de que Tegoshi pudiera volver a abrir la boca, cubrió su cabeza con una toalla para secarle el cabello.
“No lo sabe, y tampoco me ha pedido explicaciones” El menor continuó con la conversación cuando Masuda terminó. “Sólo me dijo que no me desapareciera por mucho tiempo, o no podría cubrirme. Parece que él también tenía planes para este fin de semana”
“Todos tienen o tenían. Mañana comienzan las clases otra vez, recuerdas?” El mayor sonrió y se tiró sobre el sofá que estaba a su lado. “Estoy pensando que realmente te ves lindo así. La verdad ya no sé si quiero darte la ropa seca”
“Qué?!” Tegoshi rió en parte avergonzado y en parte contento. “Estás hablando como un pervertido. Dámela o cogeré un resfriado”
“Está bien” Masuda hizo una mueca de desagrado. “Sólo porque quiero verte mañana también”
Tegoshi volvió a reír, pero en realidad había olvidado por completo el tema original de la conversación. Volvió a taparse la cabeza con la toalla y se mordió el labio inferior tratando de hacer memoria sobre qué se supone que haría.
Masuda se asomó por debajo de la tela para verlo y le preguntó un poco curioso si necesitaba ayuda. Tegoshi recordó entonces que debía vestirse, pero su corazón empezó a palpitar tan fuerte que por poco creyó que se había atorado en su garganta. “Mm”
Asintió.
Masuda parecía sorprendido con aquella respuesta, en realidad sólo había querido bromear con el chico, pero no tardó tanto en reaccionar. Hizo la toalla a un lado y empezó a desabrochar los botones de la camisa del menor comenzando por el último y terminando en el del cuello. Miró fijamente los ojos de su pareja y como si fuera inevitable le dio un corto beso en los labios.
Tegoshi bajo la cabeza avergonzado y se dio vuelta para que Masuda pudiera terminar de quitarle la prenda. El otro lo hizo, pero ignoró cómo seguir y se pegó a la espalda del menor besando cariñosamente su cuello. Tegoshi estiró el brazo y por primera vez atrajo el rostro de Masuda para poder juntar sus bocas.
Después de pasar a la recamara, los chicos se repartieron infinidad de besos en todo el cuerpo. Explorando nuevamente todo lo que sus labios y manos pudieran tocar, soltando gemidos obscenos que eran calificados como prohibidos por los demás.
Haciendo que la cama saltara y golpeándola contra la pared repetidas veces.
Tegoshi era bello, frágil y tan débil…
Pero Masuda se preguntaba quién de los dos era el más débil ahí.
No había forma de cambiarlo, él también estaba desesperado. Desde un inicio se percató de los sentimientos de Tegoshi hacía él y por eso trató de no acercársele, intentó incluso de no sonreír frente a él. Pero la manera en la que el otro lo miraba era demasiado fuerte. Le transmitía demasiadas sensaciones y quizás fue por esos ojos, los mismos que lo observaban debajo suyo en ese momento, que Masuda decidió rendirse.
Su voz, su rostro, su inocencia, su timidez…
No pasó mucho para que cayera rendido a sus pies.
“Te amo, Yuya”
Si antes tenían miedo porque esto se sentía incorrecto, ahora estaban más que aterrorizados porque estaban enamorados.
Unas horas más tarde cuando ya era de noche, el móvil de Tegoshi empezó a timbrar.
“Es Shige” el menor anunció dándose vuelta en los brazos de su pareja.
El timbre de su teléfono sonó un par de veces más y la llamada se cortó. Masuda y él sabían perfectamente lo que eso significaba, era hora de despedirse.
Desde el momento en que su relación comenzó, ellos supieron que habrían obstáculos en su camino y terribles consecuencias si se les descubría. Pero aún así adoraban cada segundo que tenían para estar juntos y no existía remordimiento alguno entre ellos. Incluso cinco minutos les eran suficientes para soñar una vida entera juntos, así de relativo era su tiempo.
Una hora y media de viaje en auto y ya estaban en el vecindario del menor. Masuda se estacionó una cuadra antes de la casa y se despidió del chico con un beso en la mejilla. Tegoshi le sonrió tiernamente y bajó del auto corriendo hacía su puerta.
Masuda lo observaba desde lejos y no fue hasta que el menor entró a su hogar, que volvió a prender el coche y se dirigió a su apartamento en la ciudad.
Agosto había terminado, pero él también deseaba que estuvieran juntos en Setiembre.
+++
En la fría mañana del primero de Setiembre, el cielo azul que estaba oculto tras un manto de nubes, pareció empezar a despejarse con la alegre marcha de los jóvenes estudiantes.
El camino a la preparatoria, decorado de árboles anaranjados, amarillos y marrones, era nuevamente transitado por altas bicicletas que se dirigían a toda prisa hacia un emocionante encuentro.
Nueva aula, nuevos materiales y viejos amigos. Los primeros días de clase siempre se sentían como el inicio de una genial aventura. Era como darle vuelta a la hoja de un libro y descubrir satisfecho que se había llegado al siguiente capítulo.
“Ciertamente, me encuentro un poco ofendido, Tegoshi” habló Shige, luego de saludar a su compañero y de acomodarse en su nuevo asiento al lado de la ventana.
El otro muchacho lo miró con curiosidad, sin entender a qué se refería.
Para Tegoshi, Shige era su mejor amigo. Se conocían desde el jardín de infancia, siempre habían asistido a las mismas escuelas y curiosamente, solían ser asignados a los mismos salones. Se comprendían perfectamente el uno al otro aunque sus intereses no fueran los mismos y eso le daba un valor especial a su amistad. Siendo tan distintos, había momentos en los que ellos mismos se cuestionaban cómo habían llegado a hacerse tan unidos. Parecía raro, pero no tanto luego de recordar todas las experiencias que habían compartido.
“Ofendido, por qué?” Tegoshi giró su cuerpo sobre la silla para mirarlo directamente.
“Pues conociéndote, sabía que si preguntaba sobre el tema no me responderías. Así que pensé que lo mejor era esperarte, darte tu tiempo; que cuando estuvieses listo para hablar de ‘ello’ me lo contarías. Pero, mira, ya han pasado cuatro meses desde que te estoy encubriendo y aún no sueltas ni una sola palabra. Siendo mejores amigos, dime si no debería sentirme ofendido” Respondió Shige con una expresión de disgusto y apoyando la cabeza sobre sus manos.
“Es que…” Tegoshi bajo la voz y se acercó al otro luciendo inseguro y un poco incómodo. “… la verdad no entendí nada de lo que dijiste”
“Estoy hablando de tu noviazgo, por todos los cielos!” El chico se exasperó también en voz baja.
“De qué-! No. Ah?-”
“Ni siquiera intentes persuadirme de que no es así” Lo detuvo Shige, tapándole la boca. “Es obvio de que estás saliendo con alguien y que no quieres que los demás se enteren.
Está bien, puedo comprender eso, pero ni yo? Quiero decir, qué tiene de malo que tengas citas? Acaso tus padres te lo han prohibido o algo así?” Shige retiró su mano y vio como su amigo apartaba la vista.
“Es más complicado que eso, amigo”
Shige levantó una ceja confundido. No entendía qué podía ser tan complicado en una relación para ese chico… quizás serían las hormonas? No, Tegoshi era impulsivo, más no una chica. Lo que fuera que le estuviera pasando, sin embargo, tenía que ser importante. Si Tegoshi lo mantenía en secreto y se comportaba tan serio respecto al tema, quizás si era complicado.
El chico decidió no hacer más preguntas por el momento, obviamente no era el lugar adecuado. Por supuesto que no estaba satisfecho con tan poca información, pero sabía que él era la única persona que podía ayudar a su amigo, así que…
“De acuerdo” Empujó la cabeza de Tegoshi con un dedo. “Pero más te vale buscar nuevas excusas o tus padres empezarán a creer que estás saliendo conmigo. Podrás ser muy lindo paras las chicas y todo lo que quieras, pero discúlpame. No eres mi tipo.”
“Shige!” Tegoshi un poco más y se le abalanza en medio salón.
“Que te dije?!”
+++
15:40 y la campana del colegio señaló el final del primer día de estudios. Desde la ventana de la sala de maestros podía verse como los muchachos salían rumbo a sus casas, marchándose tan animados y llenos de energía como cuando llegaron. Entre todos ellos, podía reconocerse a los miembros del equipo de fútbol siendo rechazados amablemente por su capitán en la entrada.
“Que extraño.” Comentó la profesora de gimnasia que estaba apoyada en el ventanal. “Parece que Tegoshi-kun no asistirá a la primera práctica de fútbol del semestre.”
“En serio? A mi no me parece raro. Con el duro entrenamiento al que los sometes, yo también preferiría escapar.” El maestro de matemáticas se burló.
“Siempre metiendo su gran nariz donde no lo llaman, Nishikido-sensei”
“Es un gran placer para mi gran nariz y para mi entrometernos, Yuukari” Sonrió pícaro el educador. “Pero hablando en serio, profesora, usted parece demasiado exigente a la hora de enseñar. La mayoría de los alumnos de esta preparatoria desaprueba el curso de gimnasia. Eso ni siquiera es una ciencia, cómo es posible?”
“Eso sucede, profesor, porque la mayoría de los chicos se toman este curso muy a la lígera y piensan que solo tienen que correr un par de metros para aprobarlo. De cualquier modo, ese no era el caso de Tegoshi-kun. Este alumno siempre ha sido muy apasionado cuando se trata de deportes; fue por eso que lo nombré capitán del equipo de fútbol en primer lugar.”
“Entonces debe tener una novia”
“Qué?!”
“Ah, lo siento! Olvidé que usted no tiene experiencia al respecto” Nishikido fingió disculparse mientras la maestra renegaba. “Qué opina usted, Masuda-sensei?”
“Eh?” Masuda apartó la vista de la ventana inmediatamente, extrañado de que lo hubiesen involucrado en el tema. “Por qué me lo pregunta a mi?”
“Es el tutor de la clase 2-B, verdad? Es donde está Tegoshi-kun. No se supone que usted debería estar más al tanto de sus alumnos que nosotros?”
“Ah… cierto. Lo siento-“ Masuda respondió mientras se quitaba las gafas y empezaba a frotarse la frente “Es sólo que no esperaba que me encargaran una sección. Este es mi primer año como maestro, así que no creí que me volvería tutor en mi segundo semestre aquí. Yo… supongo que aún no lo asimilo”
“Nishikido-sensei! Podría por favor dejar de molestar a Masuda-san? Sabe bien su situación, es normal que aún este aprendiendo!” lo defendió la maestra
“No estaba molestándolo, sólo tenía curiosidad” susurró Nishikido, disponiéndose a prender un cigarrillo.
“Profesor, si piensa fumar, hágalo afuera!”
“Porqué nunca me dejas hacer lo que quiero, Yuukari?!”
“Deje de llamarme Yuukari! Téngame un poco de respeto!”
“Pero los amigos se llaman por su nombre!”
“Y quién le dijo que yo soy su amiga?!”
“Lastimas mis sentimientos! Le contaré al director sobre esto!”
“Creo que mejor ya me voy” interrumpió Masuda, guardando unos libros en su maletín y caminando a paso ligero hacia la puerta.
“Masuda-sensei!” Justo cuando había cogido la perilla, la profesora lo llamó. “Si tiene un poco de tiempo libre podría acompañarme a un lugar antes de ir a casa?”
“Woooh~ Una cita!” Nishikido empezó a dar vueltas en su silla.
“… Claro”
+++
‘Érase una vez un niño que vivía en un pueblo que ya no existe, en una casa que ya no existe, al otro lado de un campo que ya no existe, donde todo era descubierto y cualquier cosa era posible. Un palo podía ser una espada. Una piedra podía ser un diamante. Un árbol podía ser un castillo.
Érase una vez un niño que vivía en una casa al otro lado del campo de una chica que ya no existe. Ellos solían inventar mil juegos. Ella era una Reina y él era un Rey. Con la luz de otoño, el cabello de la chica brillaba como una corona. Ambos recogían el mundo en pequeños puñados y cuando el cielo se oscurecía, se separaban con hojas en el pelo.
Érase una vez un niño que amaba a una chica, para quien su risa era como una pregunta que él quisiera pasar el resto de su vida respondiendo.’
Tegoshi, nuevamente, cerró ese libro que nunca acababa de leer y soltó un leve suspiro. Él no sabía la razón, pero por más que repasara ‘La historia del amor’ una y otra vez, nunca era capaz de llegar al final.
Había sido ahí mismo, en el segundo piso de la Biblioteca Nacional, dónde Tegoshi vio a Masuda por primera vez. Al principio le pareció extraño pues se encontraba sólo, rodeado de pilas de libros y no parecía estar estudiando. Pero se le veía contento revisando página tras página cada uno de esos cuentos, y Tegoshi ya no podía despegar su mirada de él.
En ese entonces, el escolar se encontraba en su segundo semestre del primer año de preparatoria. La maestra de literatura le había encargado a su clase buscar un libro que les interesara leer por lo que restaba del año, así que el chico había invertido casi todo aquel día explorando estantes y corredores. Empezaba a distraerse y terminó por separarse de los amigos con los que había ido llegando sólo al segundo nivel.
El libro que sostenía Masuda en ese momento, era el mismo que Tegoshi era incapaz de concluir. Lo pidió tan pronto reconoció el título y a partir de ese momento, acudió a la Biblioteca cada tarde después de la escuela para leerlo. En cuanto terminaba un capítulo, volvía la vista hacia aquella mesa donde siempre se encontraba el joven lector a quien no conocía y fue así que lo siguió en silencio hasta que un día tropezaron y un montón de libros les cayeron encima.
Jamás hubiera imaginado que esa misma persona que admiraba desde lejos en la Biblioteca, se convertiría en el nuevo maestro de su colegio al año entrante.
“No es que no pueda terminarlo” se dijo Tegoshi a sí mismo, mientras miraba la portada de ese precioso libro que lo había conectado por primera vez con su actual pareja.
‘La historia del amor’, qué clase de final podía tener esa historia si ni él, ni ella seguían existiendo?
Acaso ellos murieron juntos? O quizás murieron separados?
Fueron felices para siempre?
O todo fue el sueño de ese tonto chico que deseaba ser correspondido?
Lo arrojó contra la pared.
‘A quién rayos le importa?!’ su cabeza le gritó, pero no pasó mucho para que su corazón respondiera ‘A ti, tonto’
“Lo siento” Tegoshi corrió a recoger la novela que tanto le gustaba y a la que temía tanto al mismo tiempo. La abrazó contra su pecho arrepentido y se apoyó en la pared para no dejarse caer. Él sabía que se sentía ansioso debido a que su relación se había vuelto más complicada, pero amaba a Masuda con toda el alma y se aferraría a ese sentimiento sin importar lo que pasara.
Ya habían transcurrido dos horas desde que habían terminado las clases y el mayor de los dos aún no llegaba. Era inusual, Masuda no solía hacerlo esperar tanto e incluso a veces llegaba agitado por haber ido corriendo.
“Sabes, no es necesario que corras. Yo siempre estaré esperándote aquí al final del día” Le había dicho Tegoshi una vez sonriendo.
“No es eso” Rió Masuda. “Es que si me demoro más, empezaré a deprimirme. Te veo todo el día y aún así…” Jaló al más pequeño para tenerlo finalmente en brazos. “sólo aquí puedo abrazarte”
“Hey, tú” Una voz despertó a Tegoshi de su sueño despierto. Una tierna memoria que no le importaría revivir más de una vez.
“Eh?”
“Si, le estoy hablando a usted, jovencito. Debería dejar de lucir tan adorable, empezará a llamar la atención de los demás” Sonrió el individuo.
“Masuda-san” Tegoshi de pronto parecía estar al borde del llanto, haciendo que el maestro entrara en pánico sin entender qué había hecho.
“Qué pasa, Yuya? Estás bien?” Masuda dejó el paquete que llevaba en manos sobre una de las mesas y corrió hacia el menor con una expresión preocupada. “Lo siento, te dejé esperando demasiado? Es que Yuukari-sensei me hizo acompañarla a una pastelería extraña y la verdad no quería ir, pero me cogió del brazo y no podía escapar. Incluso te traje un pastel, pero yo-”
La risa del otro detuvó su explicación.
“Le gustas a la profesora de gimnasia?” preguntó Tegoshi, secándose las lágrimas que empezaban a aparecer al borde de sus ojos. “Los enamoramientos en el colegio son muy peligrosos, sabes?”
Pero Masuda lo abrazó fuertemente, ya que entendía al pequeño mejor que nadie. “A mi eso no me importa, Yuya. Sería capaz de renunciar a cualquier trabajo y a cualquier cosa, con tal de verte una vez más.”
Y es que era verdad. En esa silenciosa habitación donde había comenzado su propia historia de amor, Tegoshi y Masuda descubrieron que a pesar de todas las necesidades que pareciera tener el hombre, al final del día ellos dos sólo querrían estar juntos y sentirse necesitados el uno por el otro.
Setiembre había comenzado y ellos sabían que sería un mes lleno de angustias. Felizmente estaban juntos para enfrentarlo, para esperar pacientemente hasta que el cielo se despejara y volviera a ser azul.
“Te amo, sensei” Tegoshi susurró.
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Ay ♥ me salió un angst~ que emoción xD(?)
Si, ya sé. Nunca cumplo con mis plazos, pero supongo que este es el año de las sorpresas y de los compromisos que se anuncian a último momento u_u *ah~* en fin. Espero que les haya gustado este oneshot. Siempre he admirado a las personas que logran crear imágenes mentales con pocas palabras, así que... no sé yo tb si lo logré, pero por ahora me siento satisfecha.
Por cierto, decidí convertir "El Principito" en un gran~ oneshot. Así que no~, no lo he dejado en el olvido. Sólo hay un multichapter que estoy ansiosa por escribir pero me niego a empezarlo hasta terminar de transcribir todas las historias que tengo en mente. Así que, quizás hay dos oneshots más antes de la próxima serie... Anyways, espero que les haya gustado! (se nota que estoy enviciada con los libros? xD)
autor: meli-sq
pareja: masuda/tegoshi
tipo: one-shot (pg-13)
argumento: Su cabeza le gritaba "a quién rayos le importa?!" y su corazón murmuraba "a ti, tonto".
Era un poco triste. Ellos estaban descansando en el campo mientras el último día de Agosto llegaba a su fin. El cielo sobre sus cabezas era gris oscuro como el humo de un viejo cigarrillo y como los altos edificios de una ciudad contaminada.
Tegoshi podía sentir debajo de su cuerpo la húmeda hierba que había sido rociada de lluvia la noche anterior, y podía reconocer el suave y amargo olor de la tierra mojada que cargaba el viento e invadía sus pulmones.
De repente una nostalgia extraña invadió su corazón, abrió los ojos lentamente y miró a su costado a la gentil figura que reposaba calmada.
Masuda-san.
Para Tegoshi no había nada más hermoso que el apacible rostro de Masuda mientras dormía. Se sentía tan afortunado de poder verlo de cerca. Sus piernas ligeramente dobladas como el contorno de las colinas que se veían a lo lejos, la forma de su pecho que se expandía y se contraía en prolongados suspiros, y esos largos dedos que cogían con cuidado el libro que leía antes de quedarse dormido.
Tegoshi sonrió entonces.
Acaso ese libro era la novela que él le regaló en su cumpleaños?
Parecía un obsequio simple, pero en realidad le había tomado mucho tiempo y esfuerzo escogerlo. Desde que Tegoshi lo conoció, Masuda siempre llevaba un libro bajo el brazo y quizás por eso llamó su atención desde el principio. No había nada más intrigante que un hombre apasionado por la lectura, ni nada más cautivador que la sonrisa de éste mientras se perdía en ella.
Masuda hacía que Tegoshi se sintiera como uno de esos personajes ficticios sobre los que la gente escribía, como en esas historias en donde el personaje principal no puede dejar de fantasear y de esperar con anhelo por el próximo encuentro con su amado.
Las vacaciones de otoño estaban a punto de terminar, pero Tegoshi no podía dejar de mirarlo, no quería que eso acabara, era muy pronto.
“En Setiembre… estaremos juntos también, verdad?” susurró triste, inseguro sobre si realmente quería conocer la respuesta a esa pregunta.
Masuda despertó justo en ese instante, captando el embelesado rostro del chico que lo observaba descuidadamente y le sonrió. Su corazón empezó a palpitar más rápido y sus mejillas se enrojecieron tiernamente; acaso Masuda había escuchado tan vergonzosa petición? Porque le era tan difícil no vocalizar sus deseos cuando le tenía al lado?
Tegoshi no pudo seguir mirándolo, o al menos eso era lo que deseaba. Sus ojos siempre lo delataban, pero… qué podía hacer? Era normal preguntárselo ya que su relación había sido así desde el comienzo. Confusa, silenciosa, totalmente escondida del mundo; y aún así…
Tegoshi lo amaba tanto.
Masuda dio un giro entonces, acomodándose más cerca de su acompañante y manteniendo esa sonrisa somnolienta y tan dulce en el rostro. El cabello le caía sobre la frente y Tegoshi no pudo hacer más que desear tocarlo; acomodar su flequillo para que deje de esconder sus párpados y besarle las mejillas ya frías por estar expuestas al viento tanto tiempo.
“Hola” Masuda lo saludó mientras apoyaba su cabeza sobre un brazo. Tocó el hombro de Tegoshi ligeramente con una mano y dejó que esta se deslizara hasta coger la del otro. Entrelazó sus dedos con cariño, y por un momento Tegoshi olvidó que aún no había vocalizado palabra alguna.
“Hola” Respondió bajando la mirada. A veces él mismo pensaba que sus reacciones eran un poco ridículas. Era imposible que de pronto su corazón se volviera demasiado grande para su pecho, y se preguntaba si Masuda también podía oír esos fuertes latidos que hacían eco en el interior de su cuerpo.
El mayor de los dos no pretendía seguir la conversación, se movió silenciosamente y poniéndose un poco más serio, apoyó sus brazos a los lados de la cabeza de su pareja para que lo mirara y empezó a descender lentamente sobre su cuerpo. Tegoshi cerró los ojos sabiendo qué vendría y después de unos cuantos segundos que le parecieron eternos, por fin los sintió.
Los labios de Masuda.
Un beso totalmente diferente en verdad.
La manera en la que se besaban ahora y la manera en la que se besaron por primera vez eran tan distintas. Su primer beso fue extraño, un poco áspero y duró sólo unos instantes. El salón estaba vacío y sus labios casi no se tocaban, pero aún así se sentía incorrecto. Tenían miedo.
Ahora sin embargo, podían rozar sus labios sin vergüenza alguna, podían incluso abrir sus bocas y dejar que uno explore la cavidad del otro. Ahora Tegoshi podía entrelazar sus dedos en el cabello de su pareja y sentir como Masuda abrazaba su cintura cada vez con más fuerza.
Una gota de agua cayó sobre su brazo.
Masuda se detuvo y alzó la vista hacia el cielo. “Lloverá”
Y aunque Tegoshi no quería irse, no podía evitar seguir a Masuda a donde fuera. Su mano, que era un poco más grande que la suya, alzó al chico con poco esfuerzo y luego con la otra, recogió el libro que había sido olvidado en el suelo.
Así, tomados de la mano, los dos jóvenes empezaron a correr hacía la casa.
Fue una carrera larga pero la lluvia les ganó. Líneas de agua brillante mojaban el suelo oscureciendo su color marrón y bañando el césped y las plantas con la misma fuerza de una regadera.
Cuando los chicos por fin entraron a la morada, su respiración estaba agitada, sus rostros se encontraban empapados y sus zapatos, llenos de barro.
Tegoshi casi se tropieza con la pequeña alfombra de “bienvenidos” tras cerrar la puerta, y de fuera se podía oír como el agua golpeaba las ventanas y techo.
Masuda sonrió divertido mirando al más pequeño.
“Qué pasa?” preguntó Tegoshi haciendo un puchero.
“Nada, es solo que-“ Masuda empezó a quitarse los zapatos sin despegar la vista del otro “creo que te ves adorable así.”
“Mojado?”
“Si, y… tropezándote con el tapete” se rió.
Tegoshi reforzó su puchero y cruzó los brazos. “Eso no es muy amable, Masuda-san”
“Tienes razón, lo siento” Se le acercó y cogió el rostro de Tegoshi entre sus manos. El chico no sabía qué ocurría, pero cada vez que Masuda le hablaba en ese tono, cualquier fastidio o emoción que sintiera se le olvidaba. Su mente quedaba en blanco.
Las manos del mayor pasaron a sostener sus hombros y sus ojos empezaron a observar el cuerpo del más pequeño detenidamente. “Tu ropa está totalmente empapada. Espérame en la sala, traeré una toalla y algo para que te cambies”
Tegoshi asintió y luego de que el otro desapareciera de la habitación recién notó las gotas de agua que caían de los bordes de su camisa. Se cogió la frente y suspiró, qué rayos le sucedía?
“Tus padres saben dónde estás?” preguntó Masuda al volver, ya cambiado con una camiseta y unos pantalones de buzo.
Tegoshi lo había estado esperando en una esquina del cuarto, no queriendo mojar los muebles o la alfombra. “Les dije que estaría en casa de un amigo y les di el teléfono de Shige.”
“Y él si sabe dónde estás?” Sonrió Masuda, jalándolo de la mano para que se parara sobre el tapiz.
“Ah- espera! Estoy-“
“Muriéndote de frío” terminó por él, y antes de que Tegoshi pudiera volver a abrir la boca, cubrió su cabeza con una toalla para secarle el cabello.
“No lo sabe, y tampoco me ha pedido explicaciones” El menor continuó con la conversación cuando Masuda terminó. “Sólo me dijo que no me desapareciera por mucho tiempo, o no podría cubrirme. Parece que él también tenía planes para este fin de semana”
“Todos tienen o tenían. Mañana comienzan las clases otra vez, recuerdas?” El mayor sonrió y se tiró sobre el sofá que estaba a su lado. “Estoy pensando que realmente te ves lindo así. La verdad ya no sé si quiero darte la ropa seca”
“Qué?!” Tegoshi rió en parte avergonzado y en parte contento. “Estás hablando como un pervertido. Dámela o cogeré un resfriado”
“Está bien” Masuda hizo una mueca de desagrado. “Sólo porque quiero verte mañana también”
Tegoshi volvió a reír, pero en realidad había olvidado por completo el tema original de la conversación. Volvió a taparse la cabeza con la toalla y se mordió el labio inferior tratando de hacer memoria sobre qué se supone que haría.
Masuda se asomó por debajo de la tela para verlo y le preguntó un poco curioso si necesitaba ayuda. Tegoshi recordó entonces que debía vestirse, pero su corazón empezó a palpitar tan fuerte que por poco creyó que se había atorado en su garganta. “Mm”
Asintió.
Masuda parecía sorprendido con aquella respuesta, en realidad sólo había querido bromear con el chico, pero no tardó tanto en reaccionar. Hizo la toalla a un lado y empezó a desabrochar los botones de la camisa del menor comenzando por el último y terminando en el del cuello. Miró fijamente los ojos de su pareja y como si fuera inevitable le dio un corto beso en los labios.
Tegoshi bajo la cabeza avergonzado y se dio vuelta para que Masuda pudiera terminar de quitarle la prenda. El otro lo hizo, pero ignoró cómo seguir y se pegó a la espalda del menor besando cariñosamente su cuello. Tegoshi estiró el brazo y por primera vez atrajo el rostro de Masuda para poder juntar sus bocas.
Después de pasar a la recamara, los chicos se repartieron infinidad de besos en todo el cuerpo. Explorando nuevamente todo lo que sus labios y manos pudieran tocar, soltando gemidos obscenos que eran calificados como prohibidos por los demás.
Haciendo que la cama saltara y golpeándola contra la pared repetidas veces.
Tegoshi era bello, frágil y tan débil…
Pero Masuda se preguntaba quién de los dos era el más débil ahí.
No había forma de cambiarlo, él también estaba desesperado. Desde un inicio se percató de los sentimientos de Tegoshi hacía él y por eso trató de no acercársele, intentó incluso de no sonreír frente a él. Pero la manera en la que el otro lo miraba era demasiado fuerte. Le transmitía demasiadas sensaciones y quizás fue por esos ojos, los mismos que lo observaban debajo suyo en ese momento, que Masuda decidió rendirse.
Su voz, su rostro, su inocencia, su timidez…
No pasó mucho para que cayera rendido a sus pies.
“Te amo, Yuya”
Si antes tenían miedo porque esto se sentía incorrecto, ahora estaban más que aterrorizados porque estaban enamorados.
Unas horas más tarde cuando ya era de noche, el móvil de Tegoshi empezó a timbrar.
“Es Shige” el menor anunció dándose vuelta en los brazos de su pareja.
El timbre de su teléfono sonó un par de veces más y la llamada se cortó. Masuda y él sabían perfectamente lo que eso significaba, era hora de despedirse.
Desde el momento en que su relación comenzó, ellos supieron que habrían obstáculos en su camino y terribles consecuencias si se les descubría. Pero aún así adoraban cada segundo que tenían para estar juntos y no existía remordimiento alguno entre ellos. Incluso cinco minutos les eran suficientes para soñar una vida entera juntos, así de relativo era su tiempo.
Una hora y media de viaje en auto y ya estaban en el vecindario del menor. Masuda se estacionó una cuadra antes de la casa y se despidió del chico con un beso en la mejilla. Tegoshi le sonrió tiernamente y bajó del auto corriendo hacía su puerta.
Masuda lo observaba desde lejos y no fue hasta que el menor entró a su hogar, que volvió a prender el coche y se dirigió a su apartamento en la ciudad.
Agosto había terminado, pero él también deseaba que estuvieran juntos en Setiembre.
+++
En la fría mañana del primero de Setiembre, el cielo azul que estaba oculto tras un manto de nubes, pareció empezar a despejarse con la alegre marcha de los jóvenes estudiantes.
El camino a la preparatoria, decorado de árboles anaranjados, amarillos y marrones, era nuevamente transitado por altas bicicletas que se dirigían a toda prisa hacia un emocionante encuentro.
Nueva aula, nuevos materiales y viejos amigos. Los primeros días de clase siempre se sentían como el inicio de una genial aventura. Era como darle vuelta a la hoja de un libro y descubrir satisfecho que se había llegado al siguiente capítulo.
“Ciertamente, me encuentro un poco ofendido, Tegoshi” habló Shige, luego de saludar a su compañero y de acomodarse en su nuevo asiento al lado de la ventana.
El otro muchacho lo miró con curiosidad, sin entender a qué se refería.
Para Tegoshi, Shige era su mejor amigo. Se conocían desde el jardín de infancia, siempre habían asistido a las mismas escuelas y curiosamente, solían ser asignados a los mismos salones. Se comprendían perfectamente el uno al otro aunque sus intereses no fueran los mismos y eso le daba un valor especial a su amistad. Siendo tan distintos, había momentos en los que ellos mismos se cuestionaban cómo habían llegado a hacerse tan unidos. Parecía raro, pero no tanto luego de recordar todas las experiencias que habían compartido.
“Ofendido, por qué?” Tegoshi giró su cuerpo sobre la silla para mirarlo directamente.
“Pues conociéndote, sabía que si preguntaba sobre el tema no me responderías. Así que pensé que lo mejor era esperarte, darte tu tiempo; que cuando estuvieses listo para hablar de ‘ello’ me lo contarías. Pero, mira, ya han pasado cuatro meses desde que te estoy encubriendo y aún no sueltas ni una sola palabra. Siendo mejores amigos, dime si no debería sentirme ofendido” Respondió Shige con una expresión de disgusto y apoyando la cabeza sobre sus manos.
“Es que…” Tegoshi bajo la voz y se acercó al otro luciendo inseguro y un poco incómodo. “… la verdad no entendí nada de lo que dijiste”
“Estoy hablando de tu noviazgo, por todos los cielos!” El chico se exasperó también en voz baja.
“De qué-! No. Ah?-”
“Ni siquiera intentes persuadirme de que no es así” Lo detuvo Shige, tapándole la boca. “Es obvio de que estás saliendo con alguien y que no quieres que los demás se enteren.
Está bien, puedo comprender eso, pero ni yo? Quiero decir, qué tiene de malo que tengas citas? Acaso tus padres te lo han prohibido o algo así?” Shige retiró su mano y vio como su amigo apartaba la vista.
“Es más complicado que eso, amigo”
Shige levantó una ceja confundido. No entendía qué podía ser tan complicado en una relación para ese chico… quizás serían las hormonas? No, Tegoshi era impulsivo, más no una chica. Lo que fuera que le estuviera pasando, sin embargo, tenía que ser importante. Si Tegoshi lo mantenía en secreto y se comportaba tan serio respecto al tema, quizás si era complicado.
El chico decidió no hacer más preguntas por el momento, obviamente no era el lugar adecuado. Por supuesto que no estaba satisfecho con tan poca información, pero sabía que él era la única persona que podía ayudar a su amigo, así que…
“De acuerdo” Empujó la cabeza de Tegoshi con un dedo. “Pero más te vale buscar nuevas excusas o tus padres empezarán a creer que estás saliendo conmigo. Podrás ser muy lindo paras las chicas y todo lo que quieras, pero discúlpame. No eres mi tipo.”
“Shige!” Tegoshi un poco más y se le abalanza en medio salón.
“Que te dije?!”
+++
15:40 y la campana del colegio señaló el final del primer día de estudios. Desde la ventana de la sala de maestros podía verse como los muchachos salían rumbo a sus casas, marchándose tan animados y llenos de energía como cuando llegaron. Entre todos ellos, podía reconocerse a los miembros del equipo de fútbol siendo rechazados amablemente por su capitán en la entrada.
“Que extraño.” Comentó la profesora de gimnasia que estaba apoyada en el ventanal. “Parece que Tegoshi-kun no asistirá a la primera práctica de fútbol del semestre.”
“En serio? A mi no me parece raro. Con el duro entrenamiento al que los sometes, yo también preferiría escapar.” El maestro de matemáticas se burló.
“Siempre metiendo su gran nariz donde no lo llaman, Nishikido-sensei”
“Es un gran placer para mi gran nariz y para mi entrometernos, Yuukari” Sonrió pícaro el educador. “Pero hablando en serio, profesora, usted parece demasiado exigente a la hora de enseñar. La mayoría de los alumnos de esta preparatoria desaprueba el curso de gimnasia. Eso ni siquiera es una ciencia, cómo es posible?”
“Eso sucede, profesor, porque la mayoría de los chicos se toman este curso muy a la lígera y piensan que solo tienen que correr un par de metros para aprobarlo. De cualquier modo, ese no era el caso de Tegoshi-kun. Este alumno siempre ha sido muy apasionado cuando se trata de deportes; fue por eso que lo nombré capitán del equipo de fútbol en primer lugar.”
“Entonces debe tener una novia”
“Qué?!”
“Ah, lo siento! Olvidé que usted no tiene experiencia al respecto” Nishikido fingió disculparse mientras la maestra renegaba. “Qué opina usted, Masuda-sensei?”
“Eh?” Masuda apartó la vista de la ventana inmediatamente, extrañado de que lo hubiesen involucrado en el tema. “Por qué me lo pregunta a mi?”
“Es el tutor de la clase 2-B, verdad? Es donde está Tegoshi-kun. No se supone que usted debería estar más al tanto de sus alumnos que nosotros?”
“Ah… cierto. Lo siento-“ Masuda respondió mientras se quitaba las gafas y empezaba a frotarse la frente “Es sólo que no esperaba que me encargaran una sección. Este es mi primer año como maestro, así que no creí que me volvería tutor en mi segundo semestre aquí. Yo… supongo que aún no lo asimilo”
“Nishikido-sensei! Podría por favor dejar de molestar a Masuda-san? Sabe bien su situación, es normal que aún este aprendiendo!” lo defendió la maestra
“No estaba molestándolo, sólo tenía curiosidad” susurró Nishikido, disponiéndose a prender un cigarrillo.
“Profesor, si piensa fumar, hágalo afuera!”
“Porqué nunca me dejas hacer lo que quiero, Yuukari?!”
“Deje de llamarme Yuukari! Téngame un poco de respeto!”
“Pero los amigos se llaman por su nombre!”
“Y quién le dijo que yo soy su amiga?!”
“Lastimas mis sentimientos! Le contaré al director sobre esto!”
“Creo que mejor ya me voy” interrumpió Masuda, guardando unos libros en su maletín y caminando a paso ligero hacia la puerta.
“Masuda-sensei!” Justo cuando había cogido la perilla, la profesora lo llamó. “Si tiene un poco de tiempo libre podría acompañarme a un lugar antes de ir a casa?”
“Woooh~ Una cita!” Nishikido empezó a dar vueltas en su silla.
“… Claro”
+++
‘Érase una vez un niño que vivía en un pueblo que ya no existe, en una casa que ya no existe, al otro lado de un campo que ya no existe, donde todo era descubierto y cualquier cosa era posible. Un palo podía ser una espada. Una piedra podía ser un diamante. Un árbol podía ser un castillo.
Érase una vez un niño que vivía en una casa al otro lado del campo de una chica que ya no existe. Ellos solían inventar mil juegos. Ella era una Reina y él era un Rey. Con la luz de otoño, el cabello de la chica brillaba como una corona. Ambos recogían el mundo en pequeños puñados y cuando el cielo se oscurecía, se separaban con hojas en el pelo.
Érase una vez un niño que amaba a una chica, para quien su risa era como una pregunta que él quisiera pasar el resto de su vida respondiendo.’
Tegoshi, nuevamente, cerró ese libro que nunca acababa de leer y soltó un leve suspiro. Él no sabía la razón, pero por más que repasara ‘La historia del amor’ una y otra vez, nunca era capaz de llegar al final.
Había sido ahí mismo, en el segundo piso de la Biblioteca Nacional, dónde Tegoshi vio a Masuda por primera vez. Al principio le pareció extraño pues se encontraba sólo, rodeado de pilas de libros y no parecía estar estudiando. Pero se le veía contento revisando página tras página cada uno de esos cuentos, y Tegoshi ya no podía despegar su mirada de él.
En ese entonces, el escolar se encontraba en su segundo semestre del primer año de preparatoria. La maestra de literatura le había encargado a su clase buscar un libro que les interesara leer por lo que restaba del año, así que el chico había invertido casi todo aquel día explorando estantes y corredores. Empezaba a distraerse y terminó por separarse de los amigos con los que había ido llegando sólo al segundo nivel.
El libro que sostenía Masuda en ese momento, era el mismo que Tegoshi era incapaz de concluir. Lo pidió tan pronto reconoció el título y a partir de ese momento, acudió a la Biblioteca cada tarde después de la escuela para leerlo. En cuanto terminaba un capítulo, volvía la vista hacia aquella mesa donde siempre se encontraba el joven lector a quien no conocía y fue así que lo siguió en silencio hasta que un día tropezaron y un montón de libros les cayeron encima.
Jamás hubiera imaginado que esa misma persona que admiraba desde lejos en la Biblioteca, se convertiría en el nuevo maestro de su colegio al año entrante.
“No es que no pueda terminarlo” se dijo Tegoshi a sí mismo, mientras miraba la portada de ese precioso libro que lo había conectado por primera vez con su actual pareja.
‘La historia del amor’, qué clase de final podía tener esa historia si ni él, ni ella seguían existiendo?
Acaso ellos murieron juntos? O quizás murieron separados?
Fueron felices para siempre?
O todo fue el sueño de ese tonto chico que deseaba ser correspondido?
Lo arrojó contra la pared.
‘A quién rayos le importa?!’ su cabeza le gritó, pero no pasó mucho para que su corazón respondiera ‘A ti, tonto’
“Lo siento” Tegoshi corrió a recoger la novela que tanto le gustaba y a la que temía tanto al mismo tiempo. La abrazó contra su pecho arrepentido y se apoyó en la pared para no dejarse caer. Él sabía que se sentía ansioso debido a que su relación se había vuelto más complicada, pero amaba a Masuda con toda el alma y se aferraría a ese sentimiento sin importar lo que pasara.
Ya habían transcurrido dos horas desde que habían terminado las clases y el mayor de los dos aún no llegaba. Era inusual, Masuda no solía hacerlo esperar tanto e incluso a veces llegaba agitado por haber ido corriendo.
“Sabes, no es necesario que corras. Yo siempre estaré esperándote aquí al final del día” Le había dicho Tegoshi una vez sonriendo.
“No es eso” Rió Masuda. “Es que si me demoro más, empezaré a deprimirme. Te veo todo el día y aún así…” Jaló al más pequeño para tenerlo finalmente en brazos. “sólo aquí puedo abrazarte”
“Hey, tú” Una voz despertó a Tegoshi de su sueño despierto. Una tierna memoria que no le importaría revivir más de una vez.
“Eh?”
“Si, le estoy hablando a usted, jovencito. Debería dejar de lucir tan adorable, empezará a llamar la atención de los demás” Sonrió el individuo.
“Masuda-san” Tegoshi de pronto parecía estar al borde del llanto, haciendo que el maestro entrara en pánico sin entender qué había hecho.
“Qué pasa, Yuya? Estás bien?” Masuda dejó el paquete que llevaba en manos sobre una de las mesas y corrió hacia el menor con una expresión preocupada. “Lo siento, te dejé esperando demasiado? Es que Yuukari-sensei me hizo acompañarla a una pastelería extraña y la verdad no quería ir, pero me cogió del brazo y no podía escapar. Incluso te traje un pastel, pero yo-”
La risa del otro detuvó su explicación.
“Le gustas a la profesora de gimnasia?” preguntó Tegoshi, secándose las lágrimas que empezaban a aparecer al borde de sus ojos. “Los enamoramientos en el colegio son muy peligrosos, sabes?”
Pero Masuda lo abrazó fuertemente, ya que entendía al pequeño mejor que nadie. “A mi eso no me importa, Yuya. Sería capaz de renunciar a cualquier trabajo y a cualquier cosa, con tal de verte una vez más.”
Y es que era verdad. En esa silenciosa habitación donde había comenzado su propia historia de amor, Tegoshi y Masuda descubrieron que a pesar de todas las necesidades que pareciera tener el hombre, al final del día ellos dos sólo querrían estar juntos y sentirse necesitados el uno por el otro.
Setiembre había comenzado y ellos sabían que sería un mes lleno de angustias. Felizmente estaban juntos para enfrentarlo, para esperar pacientemente hasta que el cielo se despejara y volviera a ser azul.
“Te amo, sensei” Tegoshi susurró.
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Ay ♥ me salió un angst~ que emoción xD(?)
Si, ya sé. Nunca cumplo con mis plazos, pero supongo que este es el año de las sorpresas y de los compromisos que se anuncian a último momento u_u *ah~* en fin. Espero que les haya gustado este oneshot. Siempre he admirado a las personas que logran crear imágenes mentales con pocas palabras, así que... no sé yo tb si lo logré, pero por ahora me siento satisfecha.
Por cierto, decidí convertir "El Principito" en un gran~ oneshot. Así que no~, no lo he dejado en el olvido. Sólo hay un multichapter que estoy ansiosa por escribir pero me niego a empezarlo hasta terminar de transcribir todas las historias que tengo en mente. Así que, quizás hay dos oneshots más antes de la próxima serie... Anyways, espero que les haya gustado! (se nota que estoy enviciada con los libros? xD)
7 comentarios:
Wiiii~! XD Ah, gracias de verdad por el link, en serio me salvaste del aburrimiento en el que había caído :3 Ya te dije antes, pero lo seguiré diciendo... me encantan tus fics! No solo logras crear una imagen mental, sino toda una película! XDDD And that's very cool √ ~ X3 Y lo de los libros... yo también me preguntaba eso XDDD pero es genial también, porque siempre escoges fragmentos de historias hermosas que le dan mayor sentimiento a lo que escribes <3 Sigue así... and keep spreading the Tegomassu love!!! :)
ayyyyyyyyyy!!!!!!!!!!!!!! lo ame ;_;!! me encanto me encanto fue todo tan liiiiiiindooo >w<!!!!!!!!!!!
Tegoshi de estudiante que amor<3 amo esa relacion pedofila entre Tego estudiante y Massu sensei x///x es tan absolutamente sexy xDDDDDD!!!
gracias por escribir y deleitarnos como siempre *__*!!!!!!!!!!!!
aunque no te ayude en nada a inspirarte ;O;!!!!
ay yo espero continuacion y nuevos one shots xDDDDDDDDDDDDDDDD
cuidate mucho Meli-chan *3*<3 <3
@Naty
Yey! es la primera vez q me comentas x aquí xD
Gracias a ti♥ me hace muy feliz q te tomes tiempo para leer estas historias.
Wow, si en serio soy capaz de crear una película mental, entonces creo q ya puedo morir en paz(?) haha.
No sé xq, pero los libros, las librerías y el café son de las cosas q siempre suelen inspirarme. Por eso, a veces temo ser repetitiva, pero pocas veces cito textos.
Gracias x los halagos, linda ^_^
Te seguiré avisando cada vez que escriba algo nuevo. Let's spread the tegomass love!
@Tegoku bonita!
Siempre tan dulce~ ;_;
La verdad es tenía miedo de que la historia terminara siendo aburrida T_T así que tu comentario me quita un gran peso de encima.
Lindo y sexy xD ahahaha se puede ser ambas cosas?
En realidad desde hace tiempo que quería escribir un fic studiante/maestro, pero como es un tema cliché no sabía de qué manera abarcarlo... Creo incluso que el día que empecé a escribirlo colapsé en mi silla xDDD.
Y ahora q lo dices, mi hermana y yo estuvimos conversando sobre una posible continuación para este oneshot, pero... me parece demasiado difícil °~@_@~°
De todas maneras, gracias x el comentario ♥ y no te preocupes, Nagii, Tatchan y tú siempre me inspiran ^_~
Hola~ yo dije qeu te seguiría y leeria tus fics
y eso hago ._.
Me gusto este~ pedofilia~ me gusta Massu-snesi y quiero ser tu alumna *-*
Te quedo bien cute :3 a Yuzu gustar :3
Espro ver mas escritos asi bien vbnotios del TegoMassu Love <3
Melichan ;;___________;; si lo se me he vuelto una mala fans U_U </3
lo lei a los pocos dias que escribiste pero no comente porque no se~~ ;*; pero no porque no me haya gustadoo, tu sabes que siempre me gusta lo que escribe Melichan ;*;, pero no me sentia de animos quizas U_U.. gomen!!
Me gusto mucho mucho mucho y quiero seguir leyendo cosas de Melichan ;*; extraño leerla siempre!!
te quiero Melichan, besos :*!!!!!
hola meli!! paso a avisarte que te tengo un pequeño premio en mi blog ^^, puedes pasar por él si deseas
super kyaaaaaaa....que lindo lindo... amor escolar de massu y tegonyan...
que lindo tego, apenado por masuda...
pense que seria mas largo, pero el final fue hermoso, aunque me hubiera gustado leer más...
el amor tegomass es lo mas lindo, amor puero e inocente XD
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